La Revolución Silenciosa

La Revolución Silenciosa
Alberto Oliveras con la voz de Vicente Ferrer




Y para muestra un botón...

Qué mejor que la biografía de Vicente Ferrer, un hombre que tiene poco de santo, aunque haga milagros, y mucho de humano, para no volver a consolarnos a nosotros mismos diciéndonos... "yo poco puedo hacer"



  • Libro preferido de Vicente: Guerra y Paz de Tolstói


  • Por qué la India:
    ¿Serían las lecturas de Kipling, la mística del Mahatma Gandhi, el cuerpo insepultado de San Francisco Javier en la iglesia del Bom Jesús en la vieja Goa,...?


  • El hindú
    no diferencia lo sagrado de lo profano. Toda acción se convierte en un rito, incluso para hacer sus necesidades. La esencia de esta civilización milenaria se encierra en una solo palabra DHARMA, la ley del buen orden del universo. Esta orden es la verdad y toda trasgresión repercute en la armonía cósmica.

    ¡Menuda Responsabilidad! Si la cosecha es mala, por algo será... si las lluvias torrenciales provocan una catástrofe, algo gordo se habrá cometido...



  • El cuerpo es transitorio y el alma eterna,
    se reencarna indefinidamente. Y como la vida es un vía crucis, el indio, lo que espera, es acabar cuanto antes con este ciclo y poder alcanzar el nirvana. Por eso la muerte es liberadora, al contrario que en España.

    Tagore lo expresa poéticamente, con la misma serenidad con que el indio espera el último trance: "La muerte es dulce, la muerte es un niño que está mamando la leche de su madre y de repente se pone a llorar porque se le acaba la leche en un pecho. Su madre lo nota y suavemente lo pasa al otro, para que siga mamando. La muerte es un lloriqueo entre dos pechos".



  • Cueva de Ellora:
    el legado mas espectacular y esplendoroso del arte budista e hindú. Símbolo del espíritu indio.

    La fortaleza de DaulaTabad (a 15km) un gigantesco nido de águilas colgado en lo alto de un acantilado, coronado por murallas y torres de defensa desde las cuales se divisan las cuevas.



  • Cavad pozos y os pagaré con trigo y aceite. Así en lugar de repartir gratuitamente el trigo lo convertiremos en trabajo.

    Este era el catecismo universal del trabajo de Vicente, basado en la encíclica Popularum Progressio que propugna el advenimiento de la Paz y la justicia a través del desarrollo. Para que fuera universal no podía tener cariz religioso. A modo de eslogan decíamos: "Dos hijos de una misma madre no son necesariamente hermanos. Hermanos lo son de verdad cuando uno ayuda a otro." Para que se entendiese hicieron una campaña de concienciación mediante una obra teatral titulada El milagro de dar...

    Entre el auditorio, se invitaba a diez campesinos a subir al estrado y Vicente les preguntaba:

    - ¿Y tú que necesitas?
    Uno decía:
    - Agua.
    El Otro:
    - Un pozo.
    El problema era el mismo. Vicente cogía una rama de un árbol y se la entrega al primero.
    - Toma, supón que esto son diez mil rupias. Imagínate ahora que con este dinero has podido cavar el pozo, tienes agua, puedes regar y asegurar una buena cosecha... ¿Que es lo que haces ahora?
    - Pues lo pagaré. Pagaré lo que debo.
    - Y ¿qué pagarás?
    - El doble.
    - No, atajaba Vicente, yo no quiero el doble. Quiero sólo lo que has recibido, no quiero más.
    Acto seguido, pasaba la rama al siguiente y repetía la secuencia, y así hasta el décimo. Al final preguntaba al público:
    - Bueno, ahora haced cuentas. ¿Con cuánto dinero hemos empezado?
    Y todos a una respondían:
    - ¡Diez mil rupias!
    - Y ¿cuanto tengo ahora?
    - Diez mil rupias, repetían.
    - Pero ¿cuantos pozos hemos excavado con diez mil rupias?
    - ¡Diez pozos!
    - ¿Lo habéis comprendido?
    - ¡Sí!, gritaban.
    - O sea, que ahora se han cavado diez pozos y tengo el dinero en mis manos.
    Supongamos que el tercero no lo hubiera devuelto, porque es egoísta, ¿qué hubiera pasado? Que los tres primeros tendrían el pozo y los siete restantes, muertos de hambre, hubieran tenido que emigrar.
    Nadie ha dado nada. Y como por arte de magia, todos tienen su pozo. Éste es el milagro de dar. Para ser rico hay que dar. En cambio, si quieres ser pobre, no des nada a nadie y entonces te quedarás pobre, porque nadie te va a ayudar a ti.
    Les ponía después otro ejemplo:
    - Un perro hambriento pasa por delante de tu casa y le das un mendrugo. Viene después un pobre y le das una limosna. Y cuando viene tu hermano, le das de comer, lo vistes y le pagas el billete de vuelta... ¿Qué pasa?... Tú, al pobre, ¿cómo lo consideras, como al perro o como a tu hermano? Escoge.
    Y terminaba con una frase lapidaria que hacía mucho efecto:
    - ¿Qué es lo que encontraré en vuestro corazón? ¿Denana o genara?
    En marathi, denara es dar y genara coger.

    Aunque parezca infantil, esto despertó las conciencias. Eran espíritus puros, de una gran nobleza, a los que no se había puesto a prueba. Se creó un formidable movimiento de solidaridad.






  • Acción Fraterna del Mundo.
    El objetivo es curar las dos enfermedades que padece la humanidad: la de dos tercios que padecen hambre y la de un tercio que padece egoísmo. Nosotros queremos luchar contra ambas.

    "No quiero que la gente me admire, no necesito que me comprendan, ni siguiera que estén de acuerdo conmigo en mi forma de ver las cosas. Solo necesito que me ayuden. Hay pedigüeños que disfrazan las cosas con ideas. Yo no tengo ideas... Sólo necesito que cien mil españoles se sientan hombres, hermanos, se pongan en marcha y ayuden".



  • Esa felicidad que me embarga es la presencia de Dios.
    Porque Dios es la abundancia, la amistad, la vida,... Dios es todo lo que es bueno en este mundo. ¡Eso es Dios! Pero en aquel pobre hombre no había felicidad, no había vida, no había paz: Dios estaba presente bajo la forma del pan, en nuestra mesa. Pero Dios, bajo esa forma, estaba ausente en la del pobre. Entonces reflexioné ¿Qué puedo hacer? podría decirle que se resignara, hablarle del valor del sufrimiento... pero esto no sirve para nada. Lo que Dios quiere es estar presente ante aquel hombre, bajo aquella forma a través de la cual Él da vida a los hombres. Y entonces comprendí que yo tenía que llevar el pan a la mesa de aquel hombre. Continué pensando. Un campo sin agua es un campo sin Dios. El agua trae a vida. Es inútil predicar al campesino... lo que tengo que hacer es llevarle a Dios bajo la forma del agua. ¡Y si un hombre está desesperado, le tengo que traer a Dios en forma de esperanza!


  • ¿Que necesidad tengo de buscar la verdad,
    si cualquier acción a favor de los demás contiene todas las filosofías, todas las religiones, el universo entero, y al mismo Dios?

    "Ahora los occidentales vamos a oriente a buscar unas filosofías que nos parecen mas espirituales que la propia".



  • Cree en la providencia (no en el azar) que define como:
    "La providencia, claramente es el Dios misericordioso, la bondad última, haciéndose presente en este mundo".

    Lo único que certifico es que esa providencia existe. Y cuando me preguntan "¿cree usted en el cielo?", respondo: "Si Dios quiere el cielo, yo también". Y lo mismo digo con el infierno o con el Karma, la reencarnación,... Si Dios lo quiere, yo también, y si no lo quiere yo tampoco. Se trata, a fin de cuentas, de una entrega sin límites a la Bondad última. Es entonces cuando todo se ordena en sí mismo y la paz se establece en toda la vida. Así de simple, se va en la oscuridad y se ilumina la noche.